Proyecto HAARP, ¿el arma definitiva?

Según su página oficial, el «High Frecuency Active Auroral Research Program» (programa de investigación de aurora de alta frecuencia), HAARP, es un proyecto científico ubicado en Alaska que estudia, desde los años noventa, las propiedades de la ionosfera con el fin de potenciar avances tecnológicos relativos a las radiocomunicaciones y a los sistemas de vigilancia, tanto en el ámbito civil como militar.

Consta de dos elementos fundamentales:

  • El IRI  (Ionosfheric Research Instrument, «instrumento de investigación ionosférica»), un potente radiotransmisor de alta frecuencia formado por 180 antenas que actúan como una sola a modo de calentador, el cual modifica las propiedades de una zona limitada de la ionosfera. Las ondas electromagnéticas  lanzadas, al colisionar con las capas altas de la atmósfera, provocan un espejo energético.
  • Instrumentos de diagnósticos, tales como radares UHF, VHF y de sondeo digital, y magnetómetros de saturación y de inducción, que analizan los procesos provocados en dicha zona de la atmósfera. La información obtenida se considera útil para entender la dinámica del plasma y de los procesos de interacción entre la Tierra y el Sol.

 

Las señales electromagnéticas se propagan linealmente, por lo que escaparían al espacio exterior si no fueran reflectadas por la ionosfera (Fuente: Kalipedia)

 

La ionosfera tiene la capacidad de permitir comunicaciones de largo alcance en frecuencias altas y bajas, utilizadas principalmente en sistemas militares y de vigilancia. El Sol tiene un efecto considerable sobre esta capa, a través del viento solar y la eyección de masa coronal (CME), las popularmente conocidas «tormentas solares».

Es sabido que las perturbaciones electromagnéticas pueden ocasionar enormes alteraciones, tanto en el ámbito tecnológico como en el comportamiento de los seres vivos y, por tanto, también de los seres humanos, provocándoles disfunciones tales como pensamiento irracional, incapacidad de concentrarse, fatiga crónica y, como límite, la muerte.

Es por ello que, si algo o alguien pudiera controlar tales alteraciones en la ionosfera, estaríamos ante un instrumento muy poderoso capaz de:

  • cambiar el clima en regiones concretas,
  • eliminar el sistema de comunicaciones de un país,
  • condicionar a la población a través de impulsos electromagnéticos controlados.

En agosto de 2010, varios físicos rusos acusaron a EEUU de estar tras la intensa ola de calor rusa que originó numerosos incendios y duplicó la mortalidad. Afirmaban que el proyecto HAARP no es solo un medio de investigación, sino una potente arma que modifica el campo eléctrico y provoca cambios climáticos a nivel mundial. A día de hoy, Rusia estaría desarrollando su propio proyecto, el SURA.

Más allá, hay quienes sostienen que el HAARP puede provocar terremotos, ya que permite el uso de ondas electromagnéticas de baja frecuencia y larga duración (FVD-ELF-VLF) que, en principio, generan imágenes de las estructuras subterráneas y permite crear un sistema de comunicación profunda que no se vea afectada por cualquier tipo de actividad superficial. Puesto que el sonido es una frecuencia que, dirigida en una resonancia determinada contra una estructura, puede causar la aniquilación total de la misma, la posibilidad de desestabilizar las estructuras tectónicas está ahí. Además, también es posible, al menos teóricamente, producir terremotos a través de la expansión de las moléculas de agua que hay en el interior de las rocas.

De esta forma, no faltan quienes sostienen que los terremotos de 2010 en Haití y Chile no responden a patrones sísmicos naturales dentro de la tectónica de placas.

Para los amantes de las conspiraciones, resulta interesante indagar en las empresas que participan en la construcción y mantenimiento del HAARP. Como se suele decir, quien quiera saber la verdad ha de seguirle la pista al dinero.

El sistema de antenas se basó inicialmente en tecnología patentada por Advanced Power Technologies Inc. (APTI), una subsidiaria de Atlantic Ritchfield Corporation (ARCO).

ARCO vendió APTI en 1994 a E-Systems, especializada en la producción de equipos electrónicos para uso militar, de navegación y de reconocimiento, incluidos sofisticados equipos de espionaje. Es uno de los más grandes contratistas del mundo en ese segmento de equipos para la inteligencia, estando estrechamente relacionado con la CIA y organizaciones similares.

En 1995, E-Systems fue comprada por Raytheon, el cuarto más grande contratista de la industria militar estadounidense. Con esta adquisición Raytheon se convirtió en el mayor fabricante mundial de equipos de guerra electrónicos.

Mientras tanto, ARCO era adquirida por BP («British Petroleum»), que por entonces se asociaba a Amoco Oil Company para formar uno de los cuatro más grandes superconsorcios petrolero-energéticos del mundo. Así que ya tenemos esa ecuación siempre tan sugerente en la que empresas energéticas y militares acaban unidas en un proyecto común. Habremos de suponer que es para seguir avanzando en el desarrollo de tecnologías que nos proporcionen todo el bienestar posible, como suelen decir.

Para terminar, lo haremos con un apunte local referido a la manipulación climática en España. Y es que el profesor Jose Manuel Giménez Ferrer, geógrafo de la Universidad de Alicante, es un firme defensor de aquellos que creen que la manipulación climática es un hecho, y confirma que en el campo de Alicante son frecuentes los «bombardeos» del cielo con yoduro de plata para evitar aquellas precipitaciones que pudieran dañar los cultivos, acción que es posible incluso con cohetes de fabricación casera.

Deja un comentario